
Cuendo te acercaste a mi, vi que en una de tus manitos sostenías un papel bastante amuñado y de todos colores: "Son tus días" me dijiste. ¿Mis días? ¿y de qué sirven? Entonces lo abriste y partiste en dos. Luego me los extendiste y comprendí que desde ahora mi vida es otra, una que comienza con tu nacimiento.
Tenías sueño, así que apoyaste tu cabecita en mis piernas y te dormiste. Te juro que después de varios minutos pude sentir mi cuerpo. Pensé que había muerto, porque no

