sábado, noviembre 24, 2007

Del lado oscuro de la luna a este tiempo

Noviembre 24, 10:31 a. m. No me puedo quejar. He crecido lo suficiente hasta hoy sábado y hago cosas como una persona normal. Hoy he despertado temprano, y no recuerdo si soñé algo o dije algo mientras dormía; no sé si me cobijé en los brazos del amor que duerme conmigo cada noche y que ha decidido compartir su vida conmigo...pero aunque no haya sido así, algo más abrasador que un abrazo nos unió anoche y nos ha venido uniendo hace cinco meses atrás: un hijo. Un hijo que se está desarrollando en mi vientre, que crece y se mueve mucho durante las noches (noctámbulo como su padre); un niño, sí, un futuro hombre que buscará, amará, se equivocará y llorará las desgracias de sus amigos y la ceguera de su madre. Él nos ha mantenido abrazados en estos cinco meses y aún le quedan cuatro para mantenernos en un vientre más amplio e igual de tibio. Antes éramos nosotros, con nuestras diferencias y similitudes, amándonos como siempre, con fuerza y ganas de pelear por el otro, tal como lo sentimos esa tarde de mayo de hace casi 3 años ya, entre dudas por los fantasmas del pasado y un miedo exquisito.
No sé si sigamos siendo los mismos ahora que tendremos que abrazar a otra personita. Pero eso no importa, ya que aceptamos de todas las formas nuestros movimeintos en esta tierra. Dejé ese andar por ahí individualista y él me siguió; dejó sus socialidades de lado y lo seguí. Pero ambos caminamos y exploramos nuestras alegrías y desgracias.
Una vez leí que con el paso del tiempo hay cosas que cambian en las parejas, y es que si a la persona que amas le cortaran un muslo, el dolor se siente como si el muslo fuera de uno. Y es verdad. Me duele su dolor y le doy todas mis alegrías para que sea feliz. Ahora voy a darle un hijo y el tiempo se nos va como si nos saliera muy barato...pero cualquier hambre es posible de vivir a su lado. No imagino cómo fue que jamás pensé que nuestros caminos se unirían, pero sé que lo esperaba de algún modo y lo agradezco.
Ahora me voy de viaje; iré al lugar que me vio crecer y soñar, que me vio feliz y caída, individualista y muy humana. Ahí he escrito gran parte de mis días y ya no se siente lo mismo. Ahora voy con una compañía que no cambiaría por nada en este mundo, y la sensación de un futuro a su lado me convierte en la mujer más feliz de esta tierra.
Amor, las cosas compelmentarias llegarán igual, de un modo u otro. Ten la seguridad de que jamás me iré...sólo tendría que morirme, pero no los dejaré nunca solos. Estos días a tu lado, estas muchas horas de muchas cosas vividas me han enseñado lo que más ahnelaba aprender: a amar intensamente a los míos y los nuestros. Conservemos nuestro modo, amor, seamos ordenados a nuestro modo, vivamos de noche lo que no podemos de día, dejemos nuestras maneras así, tal como están, en esta y en otras vidas, como siempre.
Te ama,
Tu futura esposa.
Raquel.